Relaciones: dure un curso de la vida
El escalonamiento en una nueva posición trajo adelante algunas sorpresas. La gente I creció con vagado en mi oficina, sonrisa un pedacito en sorpresa, y contenido para saludar a un viejo amigo. Luché con algunas reuniones, reí con otros, y grité después de inmóvil más. Mi vida bailaba antes de mis mismos ojos, y luché con la realidad de hacer frente a todos esos años. Sabía cuándo me centré en la masa de los archivos apilados en cada pulgada pelada de mi escritorio que estaba adentro para algunas sorpresas. Las sorpresas vinieron con las caras familiares y los nombres bien conocidos.
Un electricista que fijó nuestro granero en el fuego en niñez se quejó en el pensamiento de mi hacer su contabilidad, pero dejó la sonrisa, confiándome en con sus números estimados. Otro propietario de negocio parqueó delante de mi escritorio para hacerme preguntas y más adelante me dejó su contabilidad. Un cocinero, rasgado a través de mi oficina con el propósito y equilibrio, si no tolerancia, dejando una estela de los sostenedores caídos del lápiz, solamente para volver y para pedirme un favor. El par de mis padres se quejó sobre mi presencia mientras que me pedía explicar la depreciación a él, y renuente aceptado mi explicación, insistiendo más adelante que tome el cuidado de sus impuestos.
Cada uno entendía haber presentado dinámica, sufrió los principios atroces, y aceptó el concepto de progreso de la reunión a expensas de un pedacito de la aislamiento. Pero, había uno más.
Un tesoro se fue por una tarde de lunes, cuando había ido mi día mal, y mi vida envolvió firmemente alrededor de una crisis momentánea, él dio un paseo en la oficina lentamente, apareciendo perdida. Lo saludé con una sonrisa. Un viejo amigo, uno quién acaba de vivir traga la calle. Había sido su avería que me caí del caballo, rompiéndose casi el brazo cuando era 7. Sus enrollamientos habían sido una fuente de frustración total cuando mi propio pelo cayó en longitudes rectas abajo de mi parte posterior. No puedo recordar cuando no le conocía.
“Donde está mi contable?” Él pidió en la confusión.
“Él se fue. Él volvió a poner encima del norte en alguna parte.” Sonreí entendiendo. “Puedo le ayudo?” Ofrecí suavemente.
“Necesito una cierta ayuda con mi nómina de pago?” Él contestó lentamente.
Le di una carpeta e indicado le fue hecho. Él miraba la carpeta y dicho, “mi esposa la hizo siempre.” “Ella la hizo organizar bien.” Contesté, sonriendo detrás en él. “Hizo muy fácil calcular los números y organizar todo.”
Él miró fijamente el piso. Recolecté el resto de su contabilidad, coloqué los papeles importantes en una carpeta para que él tome con él, y abrí una página de direcciones numeradas. “Esto le ayudará a conseguir cosas juntas así que puedo hacer los libros del ejercicio económico.” Expliqué, señalando a la lista.
“No sé si puedo hacerla.” Él habló suavemente. Entendía. “Ella hizo siempre eso para mí.”
“Si usted necesita ayuda, mi número está en la tapa de la página, saldré y le ayudaré a reunirla.” Sonreí, animándolo.
“La falto,” él respiré. El suyo expresa suavidad y se debilitó.
“Es resistente, pero sé que usted conseguirá con esto.” Sonreí, mis propios ojos que se llenaban de los rasgones, para su pérdida. “Usted no es solo, mi amigo. Usted tiene muchos hombros a inclinarse encendido, y tanta ayuda como usted necesita conseguir con este tiempo. Estoy allí para usted.” Quiero alcanzar encima y pelearse los enrollamientos que era una vez tan celoso de. Pero me siento contrapesado detrás de mi escritorio.
Como él se fue, caminé él a la puerta, acariciada su hombro, y le di un abrazo que cuidaba, la clase solamente que se permite a los viejos amigos. Los rasgones gotearon abajo de mis mejillas como lo miré caminar al carro, y desaparecen abajo de la calle. La juventud bajó ese momento, y una comprensión que requiere años de experiencia entró en erupción con la calma, rompiendo el silencio en un sollozo del fieltro del corazón mientras que di vuelta de nuevo a mi escritorio.
Fueron a su socio de la vida, él era solo, el lobo solitario que caminaba a través del bosque que es vida, sin el que él cuidó más sobre que sí mismo, durante muchos años. Repentinamente, el trabajo no importó. Mi carrera no diferenció ninguÌn en absoluto. Quise solamente compartir un momento de vida con mi familia, un pedacito de la esperanza con alguien alrededor de mí, y el día. Apenas un más día. Rogué para un día sin pérdida, o dolor, o crisis, para mi amigo. Rogué por un momento de memoria cariñosa que traería una sonrisa a su cara sola.
I de largo para ver las pecas arrugarse en una mueca, una más vez.
¿Copyright el ‚© 2005 de Âà del ¡del ¬Å del ‚de ÃÆ'ââ? Enero Verhoeff
Enero Verhoeff trae el corazón al centro del negocio. Una grapa de relaciones, el corazón y el alma se requieren para construir un negocio acertado. Visítela en el
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Artículo Fuente: Messaggiamo.Com
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